“Las buenas compañías”: el aborto en el país vasco en los 70’s
La película, basada en hechos reales, deja registro de la lucha feminista para lograr la aprobación del derecho al aborto.
Por Sara Fernández
En el verano de 1977 Bea (Alicia Falcó), una adolescente de 16 años, se suma a los reclamos feministas para lograr la aprobación del derecho al aborto. Al mismo tiempo, su realidad que es trabajar de personal de limpieza y ser acosada sexualmente en medios de transporte, no hace más que revolucionar toda su impotencia frente a tanta injusticia.
A lo largo de la película, Bea entabla una relación muy especial con Miren (Elena Tarrats), una chica algo mayor que ella y de buena familia. Ambos sucesos se entrecruzan y ese verano marcará un antes y un después en su vida.
“Las buenas compañías” fue dirigida por Sílvia Munt (de amplia trayectoria, tanto como actriz y directora) y todo en ella está perfectamente cuidado. Desde las actuaciones, pasando por la ambientación, la ropa y los escenarios, hacen que todas las escenas sean hermosas dentro de una historia muy dura. También cabe destacar la labor del director de fotografía Gorka Gómez Andreu.
Más allá de como mujer te interpele, el film logra ser muy positivo a pesar de todo y demuestra la importancia de que la unión hace a la fuerza.
Con una duración de una 1 hora y 35 minutos, “Las buenas compañías” capta tu atención hasta el final con un desenlace esperanzador.
Más allá de que la historia sea sobre la lucha feminista vasca, debería ser una película que pueda ser mostrada en otros países y generar conciencia para las que aún no tienen la ley del aborto y que siguen luchando por tenerla.
“Las buenas compañías” no sólo enseña los principios básicos feministas sino también la importancia de formar parte de este movimiento, para que las mujeres consigan ser reconocidas a nivel humano. Aún hoy hay que seguir educando y esta película es una herramienta más para dejar registro de la lucha y de la resistencia que se necesita para lograr resultados.