Andy Gibb: el legado y la pérdida de un ícono
A 35 años de la muerte prematura del cantante, hacemos un repaso de su carrera musical en la que influenció el sonido de los 70’s.
Por Leticia Arieta
El 10 de marzo de 1988 el mundo se sorprendió frente al anuncio del fallecimiento de Andrew Roy Gibb, mejor conocido simplemente como Andy Gibb, a la temprana edad de 30 años.
El cantante había sido un ídolo representativo de la música durante el final de la década de los setentas y una figura clave para forjar el estilo de cientos de artistas de la época.
Nacido en Manchester, Inglaterra, pero criado en Australia desde su infancia, Gibb era el más joven de los hermanos Bee Gees –Barry, Robin y Maurice–; y al igual que ellos, mostró un interés por la música durante su niñez, tocando con sus hermanos y cantando desde los seis años. Esta fuerte afición lo hizo dejar la escuela a los 13 años con el único propósito de tocar su guitarra acústica en pequeños bares.
En 1974, luego de que sus padres se mudaran a Ibiza, Andy comenzó a tocar en clubes allí, pero pronto encontró su lugar en la Isla de Man. Ubicada entre Irlanda y Gran Bretaña, la isla fue cuna de la primera banda del británico: Melody Fayre. El grupo –nombrado por la canción de Bee Gees, “Melody Fair”– tocó en algunos hoteles, pero finalmente se disolvió.
De vuelta en Australia, lugar que sus hermanos creían más óptimo para entrenarse en el aspecto musical, Andy Gibb se unió a la banda Zenta y tocó como telonero para artistas internacionales que se encontraban de gira en el país. Finalmente, Zenta no grabó más que unos demos, pero se convirtió en el grupo sesionista de su carrera solista que estaba comenzando.
En 1975, el primer single del compositor “Words And Music” obtuvo un éxito moderado y escaló algunos puestos en las listas australianas –único lugar donde había sido lanzado el tema–, sin embargo, esto no continuaría así por mucho tiempo más.
El primer hit de Gibb fue “I Just Want To Be Your Everything”, lanzado en 1977. La balada romántica junto al innegable encanto del cantante hicieron de la canción –que anticipaba su álbum debut Flowing Rivers– un éxito que llegó al puesto número uno de la lista “Billboard Hot 100”.
El estilo único de Andy, que mezclaba pop, disco y R&B, le dio éxito con otros temas como “(Love Is) Thicker Than Water”, “Shadow Dancing” (1978) o “An Everlasting Love”, que se convirtieron en un sello de la radio de la época y los clubes, que pasaban su música porque era ideal para bailar.
Más allá de todo su éxito, el músico tuvo más de una adicción durante su carrera y sufría de depresión pero, a pesar de todo, se dedicaba de lleno a su carrera musical y fans. Kim Reeder –su primera esposa– en diálogo con la revista estadounidense People en 1988, describió sus primeros encuentros con la cocaína luego de haberse mudado a Hollywood: “Se instaló en el mundo de las drogas y la cocaína se volvió su verdadero amor. Se volvió paranoico y deprimido, no era el hombre con el que me casé”.
La adicción de Andy Gibb lo volvió alguien poco fiable en la industria, lo que significó una dificultad para seguir realizando música. Su familia lo convenció de ingresar a rehabilitación a mediados de los 80’s y aunque regresó a los escenarios, no volvió a obtener el éxito que había logrado en su juventud.
Mientras trabajaba en un álbum para su comeback, poco después de su cumpleaños número 30, el artista comenzó a sentir un fuerte dolor en el pecho y debió ser internado en el Hospital John Radcliffe en Oxford. La prensa arrojó el rumor de que Gibb había fallecido de una sobredosis, pero luego se reveló que fue por causas naturales causadas por el uso constante de drogas sumado a una enfermedad viral.
Finalmente el 10 de marzo de 1988, el cantautor falleció de un caso de miocarditis, una inflamación en el corazón que se agravó por su abuso de cocaína que había debilitado el órgano vital.
Andy Gibb fue un músico talentoso que dejó un impacto grande y logró equipararse con sus hermanos. Su sonido ayudó a forjar el estilo de la década de 1970 y se convirtió en un ícono pop de su época.
La muerte de Gibb fue una gran pérdida para el mundo de la música, pero su legado aún vive a través de su trabajo e historia, que nos recuerda la importancia de buscar ayuda cuando es necesario.