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Maru Botana: “Vivo sin límites y me guío por lo que siento”

La cocinera argentina abrió su primer local en Europa, precisamente en Barcelona, y nos recibió para darnos una entrevista a fondo.

Por Sara Fernández

María José González Botana, mejor conocida simplemente como Maru Botana, lleva cocinando tortas desde los 12 años. Hoy, después de una gran carrera como pastelera y también como conductora de diferentes programas de cocina en la televisión argentina, abrió su primer local en el barrio de Eixample

Botana nos recibió donde ocurre la magia de lunes a sábados y hablamos de sus comienzos profesionales, su maternidad, matrimonio, cómo se gestó la idea de abrir un local en Barcelona, su espiritualidad y sus planes a fin de año. 

–Comenzaste tu carrera profesional con Francis Mallmann, ¿qué aprendizajes de aquella época inculcás hoy en día en tu trabajo?

Maru Botana– Francis me enseñó un montón. Su manera apasionada de cocinar, su humildad y todo el carisma que él siempre arrastró. Es un personaje súper especial, la verdad es que él me permitió entrar en este mundo. Yo cocinaba en mi casa, todo de manera artesanal y con él entré en la gastronomía a vivir la cocina desde adentro y saber lo que es. Es distinto ese pase a cómo se trabaja en un restaurante.

Francis me empujó a ese otro mundo y fue genial. Más allá de él como figura en el ámbito, es muy buena persona, tiene mucho sentimiento y corazón. El verano pasado me lo encontré en su restaurante de Uruguay, nos saludamos, charlamos y me invitó a mí y a todos mis hijos a comer. Me sentí de vuelta como cuando tenía 19 años, charlando con él como si el tiempo no hubiera pasado. Cuando terminó el día, mis hijos quedaron sorprendidos y me agradecieron por haber compartido ese momento juntos.

Francis fue el primero que me dijo: “Volá, Maru. Hacé tu vida”. Ahí me animé y abrí mi primer local en Argentina, en Suipacha y Arroyo, tenía 23 años. De allí no paré, así vino la televisión, rubro que me encanta y me encantaría poder hacer algo en España.

Conecto mucho con el público y lo que es comunicar. Así como disfruto estar encerrada en una cocina con música al taco, también disfruto esa parte de la vida de conectar con la gente. A partir de todas las cosas que me pasaron, disfruto mucho de cada momento de mi vida.

–Tuviste un montón de programas de televisión en los últimos 25 años. Hoy con el avance de las redes sociales, ¿con qué plataforma te sentís más cómoda?

M.B– Amo las redes sociales. Me copa todo y no me ato a nada. Me divierte evolucionar, pero a veces necesito un equipo que me ayude porque no me da tiempo entre el trabajo y la familia, tengo siete hijos. Además, tengo el backup de haber estado en la tele que me ayuda. Vivo miles de momentos lindos y los quiero mostrar. La gente responde mucho y comparte esa alegría. Vivo sin límites y me guío por lo que siento.

–¿Cómo llevás la maternidad?

M.B– Amo ser mamá profundamente, si hubiera sido por mí, hubiera tenido tres hijos más. Me re ocupo de cada uno de ellos, del más grande al más chico. No puedo estar enojada con ninguno de ellos porque me amargo.

Soy muy importante en sus vidas porque se criaron con una mamá muy presente y un papá que viaja mucho. Soy su eje. Yo a esta vida vine a solucionar problemas y ellos lo sienten. Eso pasa hoy con ellos, si bien algunos ya son mayores, también necesitan ayuda y contención.

–¿Y la relación con tu marido?

M.B– Con él tenemos un matrimonio divertido, somos muy amigos, nos reímos mucho. Pero sin hablarlo, pactamos una vida muy independiente, donde cada uno se realizó y se sigue realizando. Nos unimos en algunos proyectos como el abrir un local en Europa, lo convencí de hacerlo, porque él no quería saber nada. Hacer esto era trascender la marca, algo para mí, para intentar hacer algo fuera.

Yo siempre voy por más, lo convencí y hoy está feliz. En esas cosas nos juntamos y somos potencia y en otras tenemos nuestras libertades y eso está bueno. El secreto es ser libre.

Ph: Instagram @marubotanabcn

–Hace tres meses abriste tu local en Barcelona, ¿qué balance tenés hasta ahora?

M.B– Uno de mis hijos se vino a Europa a hacer un intercambio antes de la pandemia, a Bélgica. Cuando llegó el coronavirus muchos chicos se volvieron a Argentina y yo le dije al mío que no vuelva, porque no le iba a volver a pagar otro intercambio en otro momento.

Allí es donde se reubicó, porque hacía mucho frío en Bélgica y se había quedado solo, y se mudó a Barcelona donde vivió ocho meses. Me llamaba con el celular y hacíamos las compras, me mostraba el barrio donde se estaba quedando (Eixample), el Corte Inglés, y así me encariñé con Barcelona, viendo todo por video y charlando con mi hijo.

En septiembre pasado viajé a verlo y la gente me reconocía y se ponía contenta, pensé que este era el lugar para montar mi primer local en Europa. Algo me decía que tenía que ser acá. Mucha personas me preguntaron por qué no abrí en Madrid, pero en Barcelona me sentí contenida y querida.

Armé un equipo acá súper unido, me gusta estar presente. Mis pastelerías son parte de mi familia. Además, la respuesta en Barcelona fue divina y con mucho cariño. Desde antes de abrir, que yo estaba re nerviosa, la gente pasaba y me tocaba el vidrio para saludarme.

El público que más tenemos tiene entre 30 y 40 años, es impresionante. El otro día me crucé a un chico que me dijo: “Me trajiste parte de la Argentina, estoy feliz”. Me gusta el contacto con la gente, es parte de mí. Poder haber traído un poquito de la cultura argentina a Barcelona a mí me hace bien.

También pasa que vienen españoles, porque también aparecen esos choques culturales, de argentinos que se casan con españoles y viceversa, y conocen nuestra comida. Todo es muy emotivo. De esta vida plata no me voy a llevar, pero el cariño que me voy a llevar de la gente es lo mejor.

–Si tuvieras que recomendar algo dulce y algo salado de tus propuestas, ¿cuáles serían?

M.B– En principio yo sólo quería que hubieran cosas argentinas en mi local. Nunca nos pidieron algo con crema pastelera y hojaldre, todo lo contrario, piden cosas con dulce de leche. La medialuna argentina, el alfajor de maicena, con coco y dulce de leche, las tortas de Tres mousses y Balcarce vuelan. De a poquito vamos metiendo más cosas, como la pastafrola, sabores que te traen muchos recuerdos de tu familia.

Con respecto a lo salado, el chipá es un clásico. Para los almuerzos tengo tartas y sándwiches de milanesa, de las que se encarga Sole Nardelli, que es una cocinera argentina que está viviendo acá hace seis años. Algo catalán tenemos el pan con tomate y aguacate o el sándwich de jamón ibérico.

Ph: Instagram @marubotanabcn

–En Argentina se habló de tu debut en Europa y han salido críticas sobre los precios. ¿Cómo tomás este tipo de comentarios?

M.B– Nosotros siempre buscamos precios lógicos, pero hubo un periodista en Argentina que me defendió porque estoy comprando los productos aquí, que vale todo en euros. No hay nada más que discutir.

También me criticaron el tamaño de las porciones de las tortas y yo expliqué que no era que se tiraba lo que sobraba, sino que te lo podés llevar a tu casa. De todas formas, escucho las críticas.

–¿Madrid está entre tus planes para expandirte?

M.B– La realidad es que me gustaría abrir un local más grande en Barcelona.

–Como persona y como profesional, siempre has dejado un mensaje de constancia y disciplina. Hay muchas personas que les cuesta aplicar esto en su vida, ¿qué consejo les darías?

M.B– Más que nada es tener voluntad. Me pongo el despertador a las cinco y me cuesta levantarme para ir a correr, hay veces que duermo muy poco. Entrenar es una renovación de energía, ves el mundo de otra manera. A mí me hace muy bien y me gusta compartirlo como estilo de vida. Hay que arrancar como sea.

–Hace poco cumpliste 54 años. ¿Cuál es tu aprendizaje más importante hasta el momento?

M.B– Disfrutar la vida, lo que te pasa, lo bueno y lo malo. Tirarme a la pileta y tener nuevos desafíos. Soy una agradecida de la vida, pese a todo lo que viví. Estoy convencida de que la vida tiene un sentido y un significado.

Ph: Instagram @marubotanabcn

–¿Sos espiritual?

M.B– Lo soy, más que religiosa. Me escucho un montón. Algo que le digo a mis hijos es: “No hagas nada que te haga ruido. Porque ahí viene la cagada”.

–¿Cuáles son tus planes de acá a fin de año?

M.B– Vengo a Barcelona para Navidad, quiero cerrar el ciclo que empecé con el local. Proyecto nuevas cosas para el año que viene.

Podés visitar la tienda de Maru Botana en Barcelona (C/ de Roger de Llúria, 114, 08037) de lunes a sábados de 9:00 a 20:00.