El thriller estadounidense es uno de los más esperados del año, pero no logra llegar a ser original.

Por Sara Fernández

Después de un catastrófico accidente en un planeta desconocido, el piloto Mills (Adam Driver) descubre que está varado en la Tierra hace 65 millones de años. 

Con sólo una oportunidad de rescate, Mills y la otra única superviviente, Koa (Ariana Greenblatt), deberán abrirse camino a través del desconocido territorio plagado con peligrosas criaturas prehistóricas donde lucharán por sobrevivir. 

Esa es la trama de “65” y la verdad es que el film no promete demasiado. A pesar de la amplia experiencia en el rubro cinematográfico (más de 20 años) del dúo Scott Beck y Bryan Woods, ambos cayeron en lugares comunes de la ciencia ficción: ni la historia, ni los efectos especiales, demuestran emoción alguna dentro del cine. 

La actuación de Driver en varios momentos se ve un poco forzada, y se entiende que la película es de poco diálogo, pero no se le cree mucho el papel de hombre perdido en el espacio. Con varias armas futuristas en sus manos, es difícil meterte de lleno en el suspenso que quiere generar, porque la tecnología siempre ganará a lo prehistórico. 

Si hay algo positivo para destacar es la interpretación de Greenblatt, que por momentos logra hacerte volver al film e intentar darle una segunda oportunidad. Con respecto a los efectos especiales, pensás que estás viendo “Jurassic Park” (hay escenas casi idénticas), o sea, no muestra nada que no hayamos visto en los últimos 30 años. 

Con tanta expectativa por la nueva película protagonizada por Adam, la verdad es que no se pierden de nada y no encontrarán más que un telefilm que dura una hora y media.

Por su lado, el dúo estadounidense escribió y produjo la nueva película de “The Boogeyman”, que tiene su fecha de estreno el próximo mes de junio. Esperemos que puedan darle una vuelta de tuerca al clásico inspirado en el cuento de Stephen King y se reivindiquen en lo que queda del 2023.